José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

jueves, julio 13, 2006

De vuelta y pisando fuerte


Ciertamente, debemos reconocer que nuestro presidente Fox ya no es ni la sobra del hombre que era hace exactamente seis años; hasta parece que sólo contamos los días para verlo fuera de los Pinos y recibir al nuevo inquilino que conducirá nuestro destino durante seis años más. Pero si hasta mi propio padre reconoce que ya se cansó de ser presidente, porque ahora se queja de tener todavía el freno puesto y desea ya ser ciudadano para hablar del proceso electoral. La verdad quién sabe de qué quiere hablar, porque él mismo fue uno de los causantes de la incertidumbre que actualmente vive todo el sistema político ante la falta de un presidente electo. Diga lo que diga, mi papi Fox se encargó de sembrar miedos y descalificar a los candidatos de oposición, sobre todo al aspirante de los "renegados", ese señor López que organiza 2asambleas informativas" en el Zócalo.

De acuerdo con la Academia de la Lengua Española, "Renegado" significa algo así como aquel que ha abandonado su religión o creencias; así que no queda claro por qué lo dijo: Posiblemente por todos aquellos perredistas que primero eran priístas que voltearon bandera: o quizás pensaba que renegado es algo de cuatro ruedas.


Lo que Andy-Lo sí ha abandonado, es su confianza en las instituciones. O mejor dicho, cada vez se disipa su sueño de llegar a Palacio Nacional y gobernar para las y los mexicanas y mexicanos. Finalmente ha utilizado la palabra "fraude", para referirse a la elección, y la palabra "delincuentes", para hablar de los funcionarios del IFE. Incluso, ha dicho que muchos de sus funcionarios de casilla fueron unos "vendidos". Sólo debería recordar el señor Andrés Manuel, que si busca una respuesta agresiva a sus palabras, puede que la reciba, pero no le va a ir como a Materazzi, no va a valer la pena recibir una golpiza, porque va a resultar contraproducente. ciertamente, AMLO debería abandonar la intransigencia y mejor declararse dispuesto a acatar a las autoridades electorales y a dialogar con sus detractores, llegue o no a la presidencia.