Ya déjenlo en paz
Ya está bien de tanto mitote por un insignificante y fácilmente olvidable cantautor del montón. De veras, no vale la pena hacer tanto debate sobre sus muy personales opiniones sobre las mujeres mexicanas, la pobreza de El Salvador y la inseguridad en Colombia.
Desde que Tizi-ano Ferro tuvo a bien decir que las mujeres de méxico son feas y bigotonas, salió a relucir toda una chusma de antifanáticos del chaparrito italiano. Legarreta rompiendo su foto, Bisoño afirmando que al cantante le gusta el Ferro por el Tizi-ano, etc. Bueno, hasta la ANDA le entró a la crucifixión, amenazando con impedirle actuar cuando venga a México, a mediados de julio. Bueno, como en pocas ocasiones se unió la sociedad mexicana para defender a sus mujeres ofendidas y mancilladas por la verborrea fascistoide de Tizi-ano, más propia de un hincha del Lazio o un votante de berlusconi, que de un tipo que se dice artista.
Para ahondar en la polémica, Thalía, esa escuálida mujercita que lleva años ajena de México, se atrevió a decir quye seguramente Tizi-ano estaba pasando por un mal día. Recuerden que Thalía está casada con el hiperrracista empresario discográfico Tony Motolla, e incluso, alguna vez dijo que si ya no pudiera tener hijos, le gustaría adoptar un pobre niño ruso (seguramente porque en méxico no podría encontrar a un niño pobre). Apenas el fin de semana, Mara Patricia Castañeda (un portento de la belleza mexicana) fue a hacerle una entrevista, perfectamente bien planeada y estudiada, donde el chaparrín expresó sus sinceras disculpas a las ofendidas mexicanas e incluso dijo que no podía ofender a las féminas de su segunda patria.
En lugar de que hagamos controversia donde no vale la pena, mejor deberíamos de tener presente lo que la famosa periodista italiana Oriana Fallaci dijo sobre los mexicanos. así de plano, aseguró que no sabe quiénes son peores, si los musulmanes o los "brown skins". Fallaci olvida que si no hubiera sido por México, ella no sería la figura intelectual en la que se convirtió. Toda su carrera tiene como cimiento aquel 2 de octubre de 1968, cuando fue brutalmente golpeada en Tlatelolco, casi al borde de la muerte. Años más tarde, después del 11 de septiembre, exigió al mundo occidental deshacerse de los musulmanes por la grave ofensa que habían cometido en contra de la civilización. Supremacismo en su máxima expresión, y sin embargo, aquí todo es Tizi-ano.
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