Sonrían, algún dían van a ganar
Esto es inaudito. El proceso electoral todavía no concluye, luego de haber soportado casi tres años de campañas, primero de los suspirantes, y luego de los aspirantes. Es cuatro de julio y ni para cuando tengamos al sucesor de mi padre. Las y los mexicanos y mexicanas tendremos que esperar otro rato más, porque hará falta ahora revisar si las actas efectivamente confirman el triunfo de Fecal: De todas maneras, Felipillo y el Sr. López ya se proclamaron triunfadores y mientras los azules piden la validación de los resultados vía Fast Track, los amarillos quieren que se cuente hasta la última boleta.
Pero no esperen que este miércoles vayamos a tener un ganador, porque como van las cosas, hará falta abrir un buen de paquetes y contar uno por uno cada voto. seguramente las becarias y los becarios que están en los comités distritales, tendrán que hacer esa infame chamba, la cual debe ser mil veces más de hueva, que, por ejemplo, ordenar mis talones de pago o mis estados de cuenta. Muy probablemente nos tendremos qué ir hasta el domingo o lunes y de aceurdo cojn los resultados, esperar las respectivas impugnaciones.
Pero la verdad, quien tiene la culpa de lo que ahora está sucediendo es el propio Peje, porque el mayor chanchuy que le hubieran podido hacer, es precisamente, el cometer "errorcillos contables" que pudieran ser fácilmente ocultados. Algo así como trabajar en una tienda y hacer robo hormiga; en una casilla desaparecer 50 votos, en otra 20, en una más perder 40, así, hasta sumar los más de 257 mil votos que están marcando la diferencia. El Peje solito se puso en la tablita, por dejarse alcanzar y perder la abrumadora ventaja de 12-15 puntos que las encuestas le daban al inicio de la campaña. AMLO sabía perfectamente que le iban a lanzar una inmisericorde campaña negra de ataques a su trayectoria, a sus acciones de gobierno en en DF y le iban a recordar cada minuto a Ponce, Bejarano, Ahumada, Nico y demás personajillos indeseables. Es sorprendente, pero el propio Andrés Manuel le dio las armas a sus adeverarios, primero llamando chachalaca a mi papá (intolerante) y luego, decirle "pelele" del imperio, al más puro estilo del temido e incómodo Hugo Chávez. dos pequeños errores tácticos, pero suficientes para justificar el "peligro para méxico", el "AMLO miente" y demás trucos baratos que al final cumplieron su cometido de generar miedo.
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