José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

viernes, julio 07, 2006

Se acabaron las elecciones (aunque digan lo contrario)


Aunque haya algunos que no lo crean, ya tenemos al sucesor de mi padre; el 2 de julio, fueron más los que decidieron votar por Felipillo, a pesar de comenzar la contienda siendo un desconocido, a pesar de los pesos pesado a los que se enfrentó, y sobre todo, aún con el peso de un cuñado cuyas cuentas siguen sin aclarar.

Felipillo ganó, digan lo que digan. Sus detractores deberían recordar que en este país, gana el candidato con más votos y no el favorito de la mayoría. Por ejemplo, si aquí eligieramos como en Estados Unidos el Peje ya sería presidente, porque se llevó los estados más poblados, los del sur. Cierto, Felipillo no es el más popular, más del 60 por ciento de los que fueron a las urnas lo hicieron contra él; el otro detalle es que ni Roberto ni Andrés Manuel tuvieron un mejor papel. En otras palabras, Felipe fue quien la hizo menos peor de los tres.

Ahora es tiempo de recontar daños y victorias, de retirarse a sus bastiones y comenzar ahora sí a gobernar, a ejercer el poder como Dios manda. Insisto, el Peje fue muy ingenuo al confiar tanto en su "carisma" y su personalidad fuertes. Andrés Manuel se durmió en sus laureles y pensó que ya la tenía ganada tan sólo con llamar al voto y que sus adversarios imitaran sus propuestas. Roberto sucumbió ante los viejos vicios del dinosaurio tricolor y las cabezas de ese monstruo que acabaron por desprenderse, se convirtieron en hijuelos caníbales que acabaron por desangrarlo.

Lo único que preocupa es que Andrés Manuel no acabe por aceptar sus errores y eche por la borda los extraordinarios logros que obtuvo su partido. El PRD tiene la oportunidad dorada de sumar Chiapas y Tabasco a los estados donde gobierna, y de continuar con el buen trabajo a nivel electoral, ahora sí pintar de amarillo el sur de país y ahora sí, tener la oportunidad de blindar al candidato en el 2012 de ataques, calumnias y volteos de bandera.

Pero si el Peje se empeña en llevar al partido a la senda de la confrontación, se va a ganar poderosos enemigos, sólo conseguirá desilusionar a los que por primera vez votaron amarillo. De paso le hará difícil el camino al próximo candidato del PRD, porque ni crea don AMLO que será de nuevo el aspirante si su partido acaba perdiendo todo afuera de las urnas. Y que no lo olvide, vienen Lázarito y Amalia, a lo mejor Monreal; Marcelo, si las cosas le salen bien; los eternos legisladores Pablo y Jesús; hasta el veterano ingeniero Cárdenas. El Peje todavía tiene enorme potencial político, que no lo olvide, pero si toma la decisión equivocada se convertirá en un personaje odiado o por lo menos ignorado.