El milagro mexicano

¿Por qué no? Claro que es posible. Como decía Madrazo hace poco más de seis años "¿quién dice que no se puede?" La verdad es que en vísperas del segundo juego de la Selección Mexicana, todo el país se encuentra en trance; no importa que en un rato más haya marcha hacia los Pinos, los candidatos están en un lugar poco primordial en la agenda del día. Es más; Fecal, el Peje y Madrazo deberían en sus mítines, mejor pasar los pormenores del México-Angola, que ponerse a despotricar.

Hace rato alguien me preguntó qué repercusiones traería al resultado de las elecciones si la Selección tiene un buen papel en la Copa del Mundo. La verdad es que en teoría no debería importar, pero en términos reales, la casi segura calificación a octavos de final de nuevo pondría en los cielos el ánimo y el autoestima (y en algunos casos, también la enajenación) del pueblo. En caso de clasificar como segundo lugar, edl siguiente juego sería el sábado 24, pero de pasar como primeros, sería el domingo 25 de junio. Si México juega y gana ese día, el tan soñado quinto partido, sería el sábado 1 de julio, un día antes de las elecciones.



La pregunta sería, en caso de llegar a esas alturas la selección, ¿qué pasaría el 2 de julio? Si pierde México el 1 de julio, sería lo peor que le pasaría al país. Imagínense a un país crudo, igual toodavía borracho de lamentar la derrota. Quién rayos se va a levantar a las ocho d ela mañana el 2 de julio para ir a votar por una bola de cabrones que seguramente van a robar al país.



Pero si gana México y avanza a semifinales el 1 de julio, existe la posibilidad de que los electores, medio crudos todavía con la peda del día anterior, nos lancemos con enjundia y optimismo a votar, siguiendo el ejemplo de la Selección. No importaría quién gane, sino que haya una altísima participación, lo suficientemente importante para que nadie dude de los resultados. Así que será mejor que la Selección no sólo llegue, sino que gane el esperado quinto partido mundialista, y si no, mejor que no pasen de la primera ronda. Por el futuro del país, y por qué no, por el bien del fútbol mexicano, porque a veces es necesario tocar fondo para emerger.