La Reina Evangelina
Evangelina llegó discretamente a la protocolaria toma de la fotografía de familia, en ese momento, todo pintaba a la clásica escena de sonrisas falsas que ocultan los enormes desacuerdos entre dos regiones del mundo que son tan distintas una de la otra como desde las éopcas de Cristóbal Colón; apenas era una chica reportera más, de entre las decenas que suelen aparecer en estas reuniones de "alto nivel", una cumbre que Hugo Chávez y Evo Morales parecían haberse apropiado con sus peculiar visión de lo que debería ser uh mundo globalizado y demás sandeces injerencistas. Ella no, Evangelina sólo quería denunciar a las papeleras.
Chequen ambas fotos; por ahí se notan su cartel guardado en una carpeta y debajo de su abrigo se asoman las largas botas y una de sus kilométricas piernas. está nerviosa, pero la sorpresa es su aliada.
Sólo bastaba desdoblar el cartel, despojarse del abrigo... ¡¡¡¡y hacer la luz!!!! Hasta mi papá tuvo qué abrir bien los ojos...
Una pequeña pasarela, unos cuantos pasos para llegar a tres metros de los gobernantes, apenas unos segundos, pero un momento memorable del presente año, y ojalá de muchos más. Sólo quedaba ser acompañada caballerosamente a la salida, no sin antes recibir algunas ovaciones de los periodistas presentes, ¿y por qué no? también de los mandatarios...
Al final todo le salió muy bien: se ganó la admiración de todos los asistentes a la cumbre, ya ni se diga de la gente preocupada por la conservación del medio ambiente y la naturaleza. Evangelina parece que dejó en el aire una fragancia de optimismo y alegría y si no lo creen, chequen la mirada de los guaruras; claro, ellos sólo cumplen su trabajo. Qué bueno que Viena no es Atenco.
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