El convaleciente comandante
Hace unos días, el sublime, elocuente (y procastrista) cantautor cubano Silvio Rodríguez, reveló la verdad de lo que ocurría con el Comandante Insurgente Fidel Castro: lo de su enfermedad es tan sólo una simulación que inventó para poner nerviosos a todos aquellos que desean el sometimiento de la isla a manos del imperio. La verdad, parece que no estaba tan errado, pues el presidente cubano parece que se recupera demasiado pronto de la operación al estómago a la que presuntamente fue sometido. se supone que alguien que vive la situación por la que ha pasado, en estos momentos estaría conectado a aparatos y sondas, porque no podría comer ni beber por la vía normal. Pero Fidel es tan fuerte como una roca y además de su notable mejoría, se da tiempo de selebrar su cumpleaños número 80 y recibir a sus más entrañables amigos, como su bolivariano discípulo, Hugo Chávez.
Debemos darle el beneficio de la duda a Castro, así que sólo diremos que esta calurosa reunión estuvo llena de un ambiente que iba más allá de la simple amistad de un par de colegas. En algunos momentos, Hugo y Fidel parecían como hermanos; en otras, Hugo y Fidel parecían como un hijo y su padre. Recordaron cada uno de los momentos en que han estado juntos, las veces que se han reunido, las cosas de las que han hablado, y esa extraña sensación de Chávez la primera vez que se reunió con Castro; algo más intenso que la primera cita con su novia.
Fidel y Hugo tuvieron tiempo de todo, incluso de intercambiar obsequios, o mejor dicho, reliquias de sus respectivos países. Chávez le dio a su mentor una daga que perteneció a Simón Bolívar, aunque a la hora de la foto´, más bien parecía que ambos andaban agarrando el mismo garrote. Fidel le dio a su "padawan" un retrato de él mismo, pintado por el mexicano David Alfaro Siqueiros. Sólo falta esperar que dentro de unos días, el Comandante se recupere y vuelva a tomar las riendas de la isla. Bueno, hasta Felipillo le ha mandado buenos deseos.
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