José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

lunes, agosto 07, 2006

El revés



El panorama ahora luce mucho más sombrío para don López Obrador. Ciertamente, las autoridades electorales le metieron un golpe casi fatal a sus aspiraciones presidenciales, luego de decidir que sólo poco más del 9 por ciento de las casillas, pueden ser nuevamente contabilizadas. No más de 11 mil, que en el mejor de los casos podrían reducir la brecha con Felipillo en 100 mil votos. Pero lo de menos era si se iba a realizar o no el recuento parcial o total. El punto es que con esa decisión, todas las instancias relacionadas con los comicios del 2 de julio quedaron seriamente desprestigiadas. El IFE, por su ineptitud para manejar un panorama electoral que era altamente previsible (el de una elección cerradísima). El Tribunal, por su pésima interpretación de lo que a todas luces fue un intento por aplicar el derecho "salomónico".


Podríamos ponernos en el papel de los magistrados, ciertamente sabían perfectamente que iban a tomar una decisión difícil. Pero si ya no iban a dar luz verde al conteo total, no se entiende por qué dieron chance de sólo contar las primeras 11 mil casillas solicitadas. En caso de que sí se reduzca la diferencia entre Calderón y López Obrador, se hará más evidente la imperiosa necesidad del recuento como lo pide el PRD, porque jamás desaparecerá la duda si las demás casillas efectivamente estaban bien contadas o no. Parece increíble que no AMLO y mucho menos Felipillo, se den cuenta que toda esta contienda postelectoral sólo va a perjudicar a quien sea presidente. O a poco creen que luego de "defender" la democracia, el bando perdedor va a estar dispuesto a cooperar incondicionalmente con el enemigo que les robe la presidencia.


Ojalá ambos lo entiendan; lo importante no es sólo llegar a la Silla, sino ser lo suficientemente hábiles para ejercer un poder de veras, no como mi padre Vicente, que a pesar de que tenía de su lado el beneficio de la duda y la confianza en que las cosas estaban cambiando, prefirió la buena vida del País de las Maravillas que le vendió Martita. Por otra parte, no lo duden, quien gane tratará de mantener el clima de división, a pesar de que juren y perjuren que buscarán la unidad.