Pompa y Circunstancia en Rancho San Cristóbal

Pues nada, en tierras del Bajío algunos todavía andamos crudos y apáticos tras haber asistido a la boda de Pau con su novio Güicho Carlos Aguilar en el Rancho San Cristóbal. Qué les puedo decir, nada más que fue un evento formidable, quizás el más importante de este añoy hecho justo a tiempo como catarsis a tanto desmadre que hay con la barda de los gringos, la cuarentena, la elección de estado, el conflicto minero y los macheteros.

Pau, como cualquier novia en su día, estuvo radiante, guapa, muy contenta y ajena a los problemas en la chamba de papi. El novio, un hombre X; y los invitados, ni mandados a hacer, con Carlos Slim, los incondicionales del gabinete, la familia del novio y una bola más de amigos y amigas de la familia, sin faltar don Olegario, el empresario del sexenio. Buena comida, harto chupe del fino como sacerdote un Legionario de Cristo y para no faltar a la costumbre, la vieja esa de Marta poniendo el mal ejemplo con un vestido blanco, para faltarle el respeto y demostrar su poca cortesía con la novia. Claro, le puso algunos bordados doorados, pero que no se pase, porque el protocolo para las bodas es estricto, como si no lo supiera.



La neta fue un bonito fin de semana para los Fox, muy tranquilo, porque a partir del lunes venía la cargada de compromisos y demás pendientes en la agenda, como el mensaje de la tregua, giras a Nayarit, un viaje de pesadilla a Estados Unidos y para la Marta, entregar como mercancía barata la guía de padres a su comadre la Chucky