José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

martes, agosto 15, 2006

¿Por el Bien de Todos?



Las cosas en México, lejos de componerse, van derechito a tocar fondo en el abismo más profundo. Hace unos días, el Peje le dio un nuevo curso a su lucha de resistencia civil, al asegurar que el movimiento podría durar años, todo con tal de defender la democracia y el bienestar de todos. También convocó a una serie de boicots y manifestaciones, con tintes de desafío a la autoridad, tanto la ya establecida, como la que venga en el futuro. Primero, magnos mítines los días del informe presidencial y cuando Felipillo sea confirmado como presidente electo. Luego, celebrar las fiestas patrias en el Zócalo, justo donde mi padre Vicente debería dar el último grito y encabezar el último desfile militar de su gobierno. Como ensayo de lo que podría venir para esos días, algunos de los manifestantes en los campamentos que desde hace tres semanas se encuentran en el Centro Histórico, intentaron levantar un campamento en los alrededores del Palacio Legislativo de San Lázaro. La respuesta de la autoridad fue contundente; la PFP y el Estado Mayor Presidencial impidieron la instalación, a punta de trancazos y gases lacrimógenos: alármala de tos, uno y dos, patada y coz.

Ninguna de las diputadas perredistas que le entró al plantón se salvó de por lo menos un piquete de nalga. A los colegas masculinos les tocó dos-tres madrazos bien puestos y una que otra caída de una grúa. Al final los perredistas no se pudieron colocar y como consuelo demandaron a todo aquel que huela a federal, desde los agentes de la PFP, hasta al propio presidente Fox

Olvidemos por un momento, aunque implioque un esfuerzo sobrehumano, el asunto de los bloqueos en Reforma y el Centro. Podríamos darles la razón en sus argumentos de que lo verdaderamente legítimo sería contar cada uno de los votos del 2 de julio. Podemos hacernos de la vista gorda ante la posibilidad de que no sólo la elección presidencial fue fraudulenta, sino que también hubo el mismo chanchuy en los comicios legislativos (donde por cierto, la coalición salió bastante rayada y hasta se convirtió en segunda fuerza parlamentaria. Pero por más que uno quiera pasarlo por alto, es imposible negar que los perredistas sin querer se han prestado al perverso juego de desgastar un movimiento social, con el estiramiento del tiempo más allá de lo sano. Además de ponerse a las patadas con los violentos de derecha, con la postura de hacerle la vida de cuadritos a mi padre en sus últimos días de gobierno. Por más ingenuo que uno sea, nadie duda de que Fox va a tener un día de perros el 1 de septiembre, al menos por el hecho de que los perredistas ahora son muchos más , así que no podrán callarlos a la hora de que tata Vicente se atreva a hablar de democracia, de elecciones limpias y de sucesión en calma