José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

lunes, septiembre 04, 2006

El compló contra Fox


Pues siempre no se atrevió mi padre Vicente a subir al estrado de San Lázaro. Un poco para evitar confrontaciones, pero en el fondo, porque le daba terror pensar qué podría ocurrirle, o como muchos dicen, simplemente le sacateó y prefirió comportarse como un mensajero "IBM" de alto nivel, dejar los paquetes del informe a las puertas del recinto, y después irse por donde vino. A su pasó, dejó el tinglado que los legisladores dle PRD le tenían listo y que tuvieron que armar prematuramente, ante la imposibilidad de pronosticar qué iba hacer papá Chente: llegar como si nada, meter de avanzada al Estado Mayor o de plano, mejor ni asistir y mandar al Tata de mensajero con el informe. Al final, prefirió cumplir con lo mínimo estipulado por la Constitución, aunque bien mejor no hubiera ido, al fin y al cabo, quién respeta la Carta Magna en estos días.


El intento o mejor dicho, la parodia de Sexto Informe de Gobierno de Vicente Fox, se convierte en otro de esos pequeños broches de oro que rematan estos seis años de supuesto cambio, en el que mi apá se comporta peor que Mejía Barón a la hora de agarrar al toro por los cuernos. Atrás quedaron sus días de pendenciero ranchero que todo lo podía con su audacia y con su estilo tan neto de decir las cosas. Ahora es un tipo que no le importa que lo traten peor que a una chacha o un becario de servicio social, con tal de no meterse en problemas. Y aunque haya quienes cuestionen a los manifestantes dentro y fuera del recinto que le malograron la fiesta a Fox, en el fondo, apenas le dieron un poquito de lo que se merece. Por otra parte, bien por los legisladores perredistas que de esta manera, respondieron al mayoriteo del PRI-AN que les quitó su legítimo derecho de presidir la´Cámara y contestar al informe. seguramente habría sido un escenario distinto; Vicente hubiera leído su discurso con algunas interrupciones, sí, pero el plato fuerte le hubiera llegado a la hora de la contestación. O quizás precisamente a eso le tenía miedo: a que le hicieran los reproches justo en su cara y en cadena nacional.