José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

miércoles, agosto 30, 2006

La amenaza de Martita

¡Ahora sí que sentí retemblar en su centro la tierra! La mujer de mi padre, Martita, dejó muy en claro que no piensa convertirse en una dócil y sumisa mujercita señora de Fox cuando sea el 2 de diciembre. Mucho menos que va a perder el resto de sus días como ama de casa en un rancho que pronto va a pasar al olvido, tal como ocurrió con pueblos como Agualeguas. No podrá soportar una vida de cabalgatas, caminatas, parrilladas con los peones y demás actividades mundanas en las que la mujer siempre queda en segundo plano, o cuando destaca, lo hace en el papel de señora-madre. No, doña Marta Sahagún no sufrió en balde durante su primer matrimonio, para volver a la dizque vida que le daba Manuel Bribiesca. Marta tiene una misión que va a trascender sexenios y eso lo tiene qué aceptar Vicente, quien si lo prefiere, es libre de quedarse en el rancho...

Por si no se dieron cuenta, lectoras y lectores, estoy siendo algo sarcástico. La señora Sahagún pretende darle continuidad a la fundación Vamos México, bajo el argumento (en teoría, válido) de que esta clase de organismos de filantropía no tienen nada qué ver con intereses políticos. Pero la realidad es otra, pues parecería que todavía sueña con tener por lo menos, un papel de primer plano en el futuro político. A lo mejor pretende incorporar a Maggie Zavala a Vamos México, pero lo que no quedaría muy claro, es cómo va a empatar su labor altruista al frente de la fundación, con su papel de víctima de injurias y calumnias en contra de ella y sus hijos. porque Martita lo dijo muy claro; no tarda en demandar penalmente a los diputados que osaron acusarla de tráfico de influencias y a sus hijos de aprovechar su posición ventajosa para hacer transa y media. En aquella ocasión ni siquiera habló de justicia, más bien parecía una mujer con sed de venganza, sobre todo contra Jesús González Schmall, a quien le tiene listala espada de Damocles. Difícil imaginarla como ángel exterminadora y luego como dulce dama que abraza a niños Down, que le da de comer a ancianitos con Alzheimer, o que enjuga las lágrimas de mujeres sexoservidoras. Pero si de veras va a continuar con la fundación, sólo le pediríamos que no engatuce a gente noble como Elton John y los desprestigie haciéndolos participar en eventos que al final resultan ser caprichos personales.