José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

martes, septiembre 26, 2006

La guerra en ciernes


La ineptitud, ineficacia e incompetencia de gobernantes, políticos y "líderes sociales" han puesto al país al borde de vivir su primera gran revuelta del siglo XXI. Oaxaca, el pobre estado más rico del país se encuentra al borde de un abismo de dimensiones insospechadas y en caso de caer, díficilmente podrá emerger. A estas alturas el origen del "Caso Oaxaca" se pierde en la oscuridad de los tiempos, y eso que apenas han transcurrido tres meses; pero así es, nadie sabe quién prendió la hoguera. Que si el magisterio, que si el gobierno del estado, el PRD, Elba Esther o Murat; hasta la guerrrilla podría ser. Y la verdad sería demasiado complicado recapitular cada uno de los acontecimientos que han ocurrido en el estado. Solamente puedo yo mencionar que todo iniciaba como todos los años, con una amenaza de huelga msi no había incremento salarial de 100%, así como la llamada "rezonificación", una especie de homologación de salarios para que los profes de Oaxaca, ganen lo mismo que uno de Monterrey o uno de Ecatepec. De pronto el asunto magisterial se salió de los cauces laborales: don Ulises quiso desalojar a los maestros que bloqueaban el centro de Oaxaca, éstos repelen a la policía, se atrincheran, el gobernador vuelve a intentar el desalojo, de nuevo mandan a sus polis a volary al final todos deciden mantenerse en sus posiciones hasta después de las elecciones. Luego de que México votó por la continuidad, gobierno y manifestantes vuelven a ponerse en pie de guerra. A los profes se les suma la APPO con su intransigencia; a Ulises se les suma el gobierno federal con su tibieza.


Así llegamos a estos últimos días, cuando el magisterio decide ir en caravana a la Ciudad de México y la APPO a hacerse del control de la Ciudad de Oaxaca mediante la ley del garrote. Ahora el peor error es andar por las calles de la capital del estado con alguna pista que delate a su portador de que es policía o trabaja para el gobierno. Al puro estilo del Ku-Klux-Klan o el Talibán, escuadrones de la APPO recorren la ciudad para reprimir a sus opositores; y por supuesto también están los "contrainsurgentes", que a la menor oportunidad hacen desmanes que luego atribuyen a los huelguistas. No hay ningún lugar seguro en Oaxaca, ni las iglesias, ni los mercados, ni los edificios públicos, mucho menos las escuelas.
Y en medio de todo este clima de "Otro México" están los gobernantes y a la cabeza mi padre, que apenas se sentó con otros gobernadores para "analizar" la situación, como si se tratara un asunto en el que hay tiempo de sobra para resolverlo. Y de nuevo escuchamos la vieja frase: "buscamos una solución pacífica". En cambio, nadie se atreve a tocar el espinoso tema de las soluciones radicales: sacar a Ulises Ruiz del poder y finalmente dar la rezonificación a los profes. A cambio, debería haber un gobierno nuevo de transición, desaparición temporal de poderes, elecciones especiales y reforma educativa de verdad. Ulises y su gobierno parecen como Fox y Foxilandia, algo que hace mucho dejó de existir. Incluso por dignidad, el gobernador debería renunciar, o a poco espera cumplir el resto de su todavía largo mandato con un estado paralizado y que amenaza con volver a la Edad de Piedra. Sin ese es el caso, no tardaremos en ver al noblecillo despótico convertido en jefe de una horda.