¡HÁGANSE A UN LA'O!
Ojalá lo siguiente no sonara sarcástico, pero lamentablemente lo es: ¡¡¡¡YA ESTAMOS COMO EN COREA!!!! esa primetedora nación del Lejano Oriente, donde sus congresistas se agarran a cates y defienden hasta con el físico sus proyectos y reformas. Nuestras y nuestros diputados y diputadas ya están al mismo nivel de diálogo, pero con una gran diferencia: aquí no sonamos por cerrarle el paso al oponente. Gran trifulca provocaron los legisladores que dicen representarnos, cuando panistas y perredistas vieron señales de agandalle entre ellos. Acto seguido se treparon a la tribuna cual si fueran gallinas apanicadas, y es hasta el mediodía de ete miércoles, que llevan casi 24 horas aferrados al simbólico espacio de la primera tribuna de la nación. Como pocas veces, no ha habido tantos que hayan decidido darse en la madre entre ellos. Los indios nacos contra los fresitas pirrurris, las hordas del legítimo contra los escuadrones del constitucional. Todos unidos en el vergonzoso acto del autogolpe al Congreso, hermanados en la comunión del desmadre y de meterle el pie a los tipos con los que se debe de llegar a un acuerdo. Perder la compostura y hasta la dignidad no es tan importante como lo pudiera ser el echar a andar un país que se está cansando de décadas sin carburar como debiera.
Todo fue útil para la toma de San Lázaro, desde las botellas de agua, hasta las simbólicas curules y como testigos, las mudas paredes donde están escritos los nombres de nuestros héroes, así como las dos monumentales banderas.
Qué importaba hacerle a las de Tarzán, como el diputado volador Víctor Varela, cuando el chiste es salirse con la suya el 1 de diciembre.
Y a la batalla le entran todos y todas , aunque en ello se vaya hasta la compostura y la elegancia, ¿verdad, diputada Violeta Lagunes?.
Como van las cosas, ciertamente Felipe tiene pocas opciones. Pero la única que le harían rescatar el difícil nacimiento de su presidencia, es ir al Congreso y rendir protesta en esa tribuna que acabará sepultada en hojas de tamal, latas de chesco, vasitos que una vez sirvieron para servir tequila y botellas con agua amarilla. O puede optar por vivir en Felipelandia, su propia tierra de la fantasía y los cuentos de hadas y princesas, y jurar en el Campo Marte, en el Castillo de Chapultepec o en el Auditorio Nacional, para desgracia de las y los seguidoras y seguidores de Chayanne, quien el viernes debe deleitarnos con su música y baile.