José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

viernes, noviembre 10, 2006

Semana de perros


Ciertamente como vamos, esta historia no tendrá final feliz. Papá Vicente se metió en camisa de once varas con su fallida intención de irse con la Marta al Lejano Oriente, como cierre con broche de oro de su sexenio; visitar 51 países, convertirse en el presidente viajero, ya que alguna vez fue el gobernador trashumante (y vaya que ni Ulises ni Montiel le han podido ganar. Sonaba bien la idea; primero ir a Vietnam (como si aquí no hubiera una) y aprovechando la "cercanía" (como de seis horas en avión) aprovechar para ir a Australia, lo que fue tomado de inmediato por las y los diputados como un pretexto para ir a ver a la carnala Pau, quien allá en Sydney ya le preparaba un gran convite a la pareja presidencial. Por supuesto, se lo rebotaron y Chente, al viejo estilo priísta de improvisar cadenas nacionales, salió para desahogar el corazón y decirles poco menos que ojetes a las y los legisladores.

Un día después, cuando Papá Chente entregaba los "Premios Nacionales de Ciencia y Tecnología" (sic) salió de pronto Julieta Egurrola, para darle un consejo de qué hacer con el tiempo muerto que le sobró con la cancelación del viaje a Lejano Oriente: de perdis enterarse de los nombres de los 61 desaparecidos de la APPO y si todavía quiere entretenerse más, pues resolver Oaxaca y hacerle justicia a las abusadas y los presos de Atenco. Bueno, hasta una cartita muy mona le dio, no obstante los ojos de pistola de la Sari y de Lazarito.

Para colmo, unos periodistas de Telemundo filtraron las palabras de Papá Chente en una entrevista, donde dice que todo le vale, porque él va de salida. Pues nada más de respuesta muchos quisieron tomarle la palabra y que de plano, mejor se vaya de una vez al rancho o a Australia, al fin que "ya se va". Pero la mejor forma de aprovechar el tiempo libre fue recibiendo a Arnold Governator Schwarzenegger, quien de premio por su reelección vino a promocionar a la noble tierra de la reina Calafia (como si tan afortunada región necesitara promocionarse). Lo malo es que la mala vibra le tocó hasta a Governator, porque en una de sus conferencias le salieron unos chavos loquillos a gritarle toda clase de improperios. Ojalá la próxima semana venga con mejores sorpresas o por lo menos que Chente controle su terrible incontinencia verbal.