José Luis Borgues

Un intento por seguir la vida y obra de mi padre, no el biológico, sino quien me dio vida, el Presidente de México, Vicente Fox Quesada; ese ilustre gobernante, que con poco esfuerzo (y poco cerebro) ha metido en un sinfín de líos a toda una nación.

viernes, octubre 27, 2006

Ahora sí, la d-fence


Finalmente el Texano presidente norteamericano terminó por estampar su firma en el funesto documento que autoriza la cosntrucción de la barda antimigrantes. No importó que la comunidad extrnajera, sobre todos los hispanos y muy especialmente los mexicanos, hicieran todo tipo de súplicas para no levantar el famoso "muro de la vergüenza". Y aunque del dicho (y la firma) al hecho hay mucho trecho, ya comenzó la construccion de los primeros obstáculos físicos, sin contar los medios digitales y virtuales de detección de toda esta oleada de migrantes a través de nuestra frontera.
Aquí en México no faltan las y los indignados e indignadas que pegan el grito en el cielo por la erección de la cerca y la calificfan como una vergüenza, cuando lo realmente avergonzante es que de entrada, las y los mexicanos no hemos hecho nada por frenar la migración a Estados Unidos y al contrario, la alentamos. Cómo no quieren que los gringos nos vean como enemigos, cuando el abuso del poder, la ineptitud de nuestros gobernantes y la apatía de las y los ciudadanos hacen que millones de compatriotas hayan decidido refugiarse en el sueño americano, dejando atrás una miseria de país que en todos los aspectos les ha dado la espalda.
Nadie niega que el muro es una muy mala idea y sobre todo, un esfuerzo electorero de Bush para ganar votos el 6 de noviembre; pero por otro lado, Estados Unidos está en su derecho de reservarsze el derecho de admisión a su país. Y si no tiene ese derecho, imagínense que a su casa siempre llega el amigo infortunado, nosotros lo invitamos a comer, le echamos la mano, le prestamos feria, etc; y un día, ese amigo decide quedarse a pasar la noche, una más, y otra hasta que se queda de planta. Ahora imagínense que el amigo mete a su familia y a otros cuates, algo así como Lagunilla mi Barrio. Bajo esa perspectiva, ciertamente hasta yo apoyaría que erigieran la barda. pero tampoco podemos negar que cuando el vecino bajo el pretexto de cuidar su casa nos llena la cuadra de una jauría de perros, pñone cerco de alambre, alarmas ensordecedoras y reflectores para traer el día por la madrugada, cómo se le antoja a uno mentarle bonito su madre y desearle que le pase algo para demostrar lo inútil de tanto tinglado.