El fútbol, ese opio del pueblo (mexicano)
Dentro de escasos diez días, medio mundo quedará paralizado gracias al inicio de la Copa del Mundo Alemania 2006. Y aquí en México el duopolio Televisa-TV Azteca se encargaron de preparar todo para que en ningún momento tengamos la oportunidad de perder un sólo detalle, ni siquiera a la hora de la novela, porque para ello han enviado a dos impresionantes equipos que den amplia cobertura. Nada más imagínense la cara de los organizadores alemanes cuando las televisoras llegaron con la solicitud de acreditación de más de 200 personas, entre técnicos, "periodistas especializados", gente de noticias, titiriteros, comediantes, "actores" y "talentosas de televisión". Seguramente han de creer que aquí en México sí nos creemos esa máxima de McLuhan la que según afirma que "el medio es el mensaje".
Lo más loco de esta fiebre mundialista es que el propio gobierno mexicano admita que la catarsis por los goles y jugadores podría desviar la atención de asuntos tan importantes como el propio proceso electoral. Pero de este nuevo caso de incontinencia verbal no fue responsable mi papi, sino su vocero, Don Rubén, el Tata. El señor portavoz da por hecho que la fiebre pambolera hará que las campañas prácticamente concluyan el 6 de junio, día del próximo debate. De veras que no tengo nada contra el fútbol, pero es bastante obvio que las grandes televisoras se esforzarán al máximo para sobresaturar al espectador promedio con goles, patadas, el "Oktoberfest" de junio, reportajes en las fábricas de Bocho, Meche y Tres Letras, es más, hasta "reporteros culturales" llevan; sólo espero que ojalá en alguno de los programas futboleros aparezca alguna mención al festival de Bayreuth, que es a Wagner lo que el de Salzburgo a Mozart. Ojalá nos presenten algo más provechoso, algo que de verdad sea una catarsis para quienes no somos tan pamboleros; o para aquellos que al igual que Sei Shonagon,l en nuestro Libro de Cabecera tenemos el "ver un partido de fútbol en un día diferente al domingo" en la lista de "cosas patéticas" o "cosas que de veras dan extrema flojera."
Pero ciertamente lo admito, mexicanos y mexicanas, es mucho pedirle a los actores futbolísticos que se comporten a la altura de un evento de la envergadura de la Copa del Mundo. Tan sólo hay qué ver al técnico Ricardo Lavolpe despotricando en contra de sus jugadores, en especial de alguien como el Kikín, cuyo único pecado es haber sido dirigido en el pasado por Hugo Sánchez. A mí no me consta, porque no duermo con él, pero parecería que la incontinencia verbal de Lavolpe se debe a que luego del fútbol, la cosa que más le gusta hacer es chupar. Nada más fíjense abajo, a ver qué diferencia encuentran en ambas imágenes.
Debo aclarar que no tengo nada en contra de quienes les encanta el chupirul, es más, reconozco que algunas ocasiones, como muchos, me he echado unos varios tragos más allá de la cuenta y que incluso he reventado la cruda en plena chamba o durante las clases. Pero habemos quienes todavía conocemos límites y procuramos que el pedo no nos avasalle.